Un auténtico desastre para FC Juárez. En una noche de pesadilla para su afición, los Bravos fueron incapaces de imponer su localía y, pese a jugar con un hombre más durante más de una hora, cayeron ante unos Pumas heroicos que les arrebataron el pase en el Play-In del Clausura 2025.
El Estadio Olímpico Benito Juárez, envuelto en una densa tormenta de arena que retrasó el inicio del partido más de una hora, fue el escenario perfecto para reflejar el triste presente de Juárez: un equipo desdibujado, sin alma y sin la contundencia que exige la liguilla del futbol mexicano.
Bravos: una sombra de equipo
El partido inició vertiginoso. Pumas, dirigido por Efraín Juárez, no tardó en golpear primero gracias a un contragolpe mortal que ‘Memote’ Martínez transformó en el 1-0. Aunque los Bravos respondieron rápido con un gol de Madson Monteiro, fue solo un espejismo.
La noche parecía allanarse para Juárez tras la polémica expulsión de ‘Memote’ en el primer tiempo, dejando a los universitarios en inferioridad numérica. Sin embargo, lejos de capitalizar la ventaja, los fronterizos mostraron su peor cara: nula creatividad, fallos grotescos en el ataque y una desconcertante falta de hambre.
Pumas, con 10 hombres, resistió como pudo ante el asedio estéril de unos Bravos que, a pesar de tener todo a su favor, no encontraron cómo derribar a un equipo universitario acalambrado, amonestado y que recurría a todo tipo de artimañas para hacer tiempo.
La vergonzosa tanda de penales
Si el partido de los Bravos fue decepcionante, su actuación en los penales fue directamente bochornosa. Cuatro disparos fallados, incluyendo uno al travesaño y otro débilmente detenido, sellaron la eliminación de Juárez en su propio estadio y ante su gente.
Pumas, sin mostrar su mejor futbol pero sí un corazón de acero, se llevó la victoria tras una tanda de penales llena de drama y errores, demostrando que el carácter pesa más que las condiciones climáticas o el número de jugadores en cancha.
¿Y ahora, Bravos?
La eliminación duele, pero más duele el bochornoso espectáculo que dieron en casa: incapaces de aprovechar la ventaja, incapaces de jugar con inteligencia, incapaces de ejecutar desde los once pasos. ¿De qué sirvió el esfuerzo de la temporada regular si, al final, fueron incapaces de comportarse como un equipo de liguilla?
Hoy, mientras Pumas celebra un triunfo heroico, Juárez debe enfrentar una dolorosa realidad: no basta con estar en la fiesta grande, hay que saber bailar, y los Bravos, otra vez, se quedaron a la mitad de la pista.