Ni el cielo encapotado ni la lluvia intermitente pudieron detener a los Yankees de Nueva York, que este miércoles firmaron una victoria con aroma clásico: pitcheo dominante, un batazo oportuno y sangre nueva brillando en el diamante. Fue un 1-0 quirúrgico sobre los Rangers de Texas, con el que los Bombarderos completaron la barrida de tres juegos y alcanzaron su victoria número 30 de la temporada, aferrándose al liderato del Este de la Liga Americana.
Rodón, en modo ace
Carlos Rodón volvió a ser ese zurdo de mirada de acero y brazo de precisión quirúrgica. Lanzó seis entradas de dos hits, ocho ponches y cero concesiones. Su curva fue un látigo y su recta, una sentencia. Desde que inició mayo, Rodón ha renacido: cinco victorias consecutivas y una efectividad que bajó de 5.48 a un imponente 2.88.
El Bronx, por fin, empieza a ver al as que tanto esperaba.
Un novato, un swing, una página en la historia
Y cuando parecía que la lluvia nublaría también la ofensiva, apareció un nombre nuevo, pero que ya resuena con fuerza: Jorbit Vivas.
El venezolano de 24 años conectó su primer cuadrangular en Grandes Ligas en la quinta entrada, un batazo de 360 pies que superó la barda del jardín derecho y que valió oro puro. Porque ese fue el único daño en la pizarra, y fue suficiente.
Con ese cañonazo, Vivas entró a un club reservado para los elegidos: apenas el tercer Yankee en la historia que gana un juego 1-0 gracias al primer jonrón en su carrera. Antes lo lograron Spud Chandler (1938) y Jimmy Walsh (1914). Más de un siglo separa sus nombres, pero ahora un swing los une para siempre.
Cierre con candado y dominio absoluto
Tras el jonrón, el bullpen de Nueva York fue una muralla infranqueable. Y en el noveno episodio, Luke Weaver bajó el telón en tres rápidos outs, apuntándose su séptimo salvamento del año. Precisión, temple y oficio para sellar un triunfo a la antigua.
Judge y Bellinger, en días grises
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Aaron Judge se fue de 3-0, con una base por bolas. Su promedio sigue siendo élite: .396, pero ya no sobrepasa la mítica barrera de los .400.
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Cody Bellinger, por su parte, vio cortada su racha de 15 juegos consecutivos con imparable.
Los Yankees no necesitaron fuegos artificiales ni jonrones masivos. Solo precisión, orden y el hambre de un novato que alzó la mano cuando el juego lo pedía.
En una tarde gris, Jorbit Vivas trajo la luz al Bronx.
Los Bombarderos no solo ganan… también emocionan.